
Cuando el uso va estropeando algo que resulta útil , no queda otra que pasar a un " plan B " .

Además , si tengo la suerte de ir aprendiendo , junto a las alumnas , nuevas técnicas de patchwork , no queda otra que ponerlas en práctica .


Eso sucedió con el " boro japonés " .


Después de tomar las medidas exactas y plantear los patrones, seleccioné los retales de tela .

Era una buena ocasión , para aprovechar esos trozos que guardamos, pensando que siempre servirán para una nueva labor.


Puntada a puntada y cachito a cachito , faltaba menos para acabar .
Cada vez que lo veo , me convence más . El tiempo invertido ha merecido la pena .


Había que buscar el modo de sujetarlo con seguridad : unas cintas de tela con snaps .
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